Rumanía es un país que me ha sorprendido muchísimo. Un país en transición, tiene muchos elementos de una sociedad moderna, y otros de una sociedad en progreso con un pasado profundo, y a veces oscuro. La diversidad de paisajes, campos inmensos, infraestructuras en transición, calles modernas y calles llenas de historia. Y la diversidad de su gente. Una experiencia inolvidable.
A veces me gusta ir en viajes programados, pero otras veces es mejor ir sin un programa, sin filtros. Esta perspectiva la considero una de las mejores experiencias para entender mejor una sociedad que desconozco.
Elegimos como punto de partida Cluj, directamente en el corazón de Transilvania. Una ciudad encantadora, llena de historia y moderna al mismo tiempo. Nos quedamos con ganas de pasar más tiempo…
Este fue nuestro punto de partida a la ciudad que elegimos como el centro principal, Sighișoara.
Prefiero viajar en tren más que cualquier otro modo de transporte. Y esta vez no ha sido la excepción.
Los trenes en Rumanía reflejan mucho el país en transición. Las lineas son eléctricas, muy anticuadas en algunos casos. El viaje duró casi 4 horas y media, probablemente debido a que están en obras en la primera mitad del viaje. Las estaciones de tren son bastante anticuadas, y muchas están en proceso de renovación:
Después de cuatro horas largas llegamos a la ciudad. Una maravilla… pero los detalles llegarán con el próximo artículo.